Tomado de: Alfonso De Caro
Por María Lozano
Lea: Hechos 21:17-26
Cuando ellos lo oyeron, glorificaron a Dios, y le dijeron: ―Ya ves, hermano, cuántos millares de judíos hay que han creído; y todos son celosos por la Ley. Pero se les ha informado en cuanto a ti, que enseñas a todos los judíos que están entre los gentiles a apostatar de Moisés, diciéndoles que no circunciden a sus hijos ni observen las costumbres. (Hechos 21:20-21)
Muchos han mal interpretado este pasaje y han concluido que Pablo dejó de lado a Moisés y la Ley; que de hecho rechazó la circuncisión como algo sin ningún valor. Esa afirmación es falsa. Pablo nunca le enseñó a un judío que debía abandonar a Moisés, o a no circuncidar a sus hijos. Lo que sí enseñó fuertemente era que los gentiles no debían ser sujetos a estas disposiciones judías. No les permitió que vivieran bajo la ley judía, e insistió que no tenían que seguir ninguna de estas provisiones judías. Pero él no dejó de lado el cumplimiento del ritual para los judíos.
Más bien, les enseñó que esto era todo simbólico y estaba apuntando hacia Cristo. Los mismos rituales que estaban llevando a cabo y los sacrificios que estaban ofreciendo, todos ellos les estaban señalando a Jesús. La venida de Jesús había cumplido y llenado los sacrificios rituales que el Antiguo Testamento había descrito. Por lo tanto, en el mismo proceso de llevarlos a cabo, los judíos se estaban volviendo a relatar la venida del Señor Jesús..Estos cumplimientos eran muy parecidos a lo que representa la santa cena para nosotros hoy en día. Cuando participamos de la cena del Señor en la iglesia, estamos tratando con símbolos. Hay un sentido en el que esos símbolos nos están recordando de nuevo la historia de la vida, la muerte y la resurrección de Jesús. El hacer esto no nos hace mejores, pero nos refresca la memoria. Esta era la función de los rituales judíos. Eran unos recordatorios de lo que habría de venir a hacer el Señor Jesús. A lo largo de todo el libro de Hechos vemos a cristianos judíos yendo al templo y ofreciendo sacrificios, tal y como lo había hecho el Señor. No había ninguna indicación que debieran dejar de hacerlo, o que estaba mal que lo hicieran. Hasta que Dios removió los sacrificios animales, estaban permitidos esta forma de expresión. Los sacrificios terminaron cuando el templo fue finalmente destruido en el año 70 d.C., cuando las palabras de Jesús fueron cumplidas y los ejércitos romanos vinieron y asediaron la ciudad (Mateo 24:6 sgtes). La ciudad fue tomada, y los judíos fueron llevados cautivos, exactamente como el Señor Jesús dijo. Pero eso todavía estaba varios años posteriores a este punto en la historia.
La práctica de Pablo era que cuando estaba con los judíos, se volvía judío; cuando estaba con los gentiles, se volvía gentil; y cuando estaba con los débiles, se limitaba a sí mismo y se volvía tan débil como ellos para poder alcanzarlos en su nivel. Estaba simplemente declarando de nuevo la libertad que tenía en Cristo. Era libre, libre de vivir como un gentil entre los gentiles, libre para vivir como un judío entre los judíos, libre de la Ley, pero también libre de observar la Ley si había ciertas ventajas que podía ganar al hacerlo.
Gracias, padre, por la libertad que me das para convertirme en todo para todos los hombres, para que puedan ser ganados para Ti. Dame sabiduría mientras trato de practicar esto con los que me rodean.
Aplicación a la vida
El aprender a distinguir los principios entre la Ley y la gracia nos libertará para demostrarlos discretamente a otros. ¿Estamos dedicados a aprender estas verdades para que podamos libre y responsablemente aplicarlos en nuestras relaciones?
Te bendigo en el nombre de Jesucristo. Un fuerte abrazo y recuerda que la ley se cumple cuando amas al Señor con todo tu corazón, alma, mente y fuerzas y a tu prójimo como a ti mismo. Demuestra el amor de Dios que está en ti.
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